Por Encima de la Ciudad

Por Encima de la Ciudad
Marc Chagall

viernes, 2 de agosto de 2013

Muerte.

Recogiendo los vasos manchados con vino
me encontré con la muerte
me encontré con la muerte.

Nos miramos fijamente cuando la cólera le atacaba la retina
ojos negros y profundos, perdidos en la nada
parecidos a los de mi madre, muerta, muerta, muerta
me encontré con la muerte.

La noche tartamudeaba, el viento la complacía
con caricias frias y fúnebres, pero caricias de amor, y muerte.

Me preguntó por la vida, por mañanas, tardes y sombras
el tanato azaroso, temerario e insolente
el serafín de negro con sonrisa fulgurante
el hombre que en antaño fue feliz
me encontré con la muerte.
me encontré con la muerte.

Preparé el pecho ante el hastío de tanto circunloquio
las ventanas quedaron abiertas, el teatro se vació
las corbatas viejas, las camisas nuevas
mientras la brisa helaba los perros ladraban furiosos
rabiosos de caricias mal hechas y abandonos
de paisajes destruidos, de ciudades olvidadas.

Derramé sangre, nacieron golondrinas
la madre del óbito devoró el hambre y el sueño
lamió las heridas y acrecentó el dolor
ayer me encontré con la muerte
ayer me encontré con la muerte.

Aunque me quites el nacer
y me lleves a pasear por el tártaro
he de disfrutarte
oh ! muerte, solo te vivo una vez en la vida.


4 comentarios:

  1. Un poema en prosa poética muy bien logrado, ¡felicidades!
    Un abrazo.

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  2. Es cierto, apenas la disfrutamos una vez. Pero planea, adoptando variadas formas. A una de ellas, más duradera al parecer, la llamamos vida.
    Abrazos

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